No demore tierna niña en mantener la
simetría,
no demore señorita... en saborear al hado,
que contiene las esferas, continentes de
alegría,
que salpica a la fortuna, que destila al
condenado.
No esperance con las horas que calmadas
tierna mía,
van, conducen al destino, lo conducen
acertado...
las cadenas de la vida sonando en
alegoría,
adornando los caminos que éste lleva
adormilado.
Estrellada de simplezas, maquillada yo
diría,
sintetiza usted al tiempo que esperando va
agotado
y se mezcla con el éter concibiendo así
sombría
Soles, flores amaneces... amistad… Ana Lucía.
L.L
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