lunes, 23 de julio de 2012

El Camino



Caminando por una estrecha callejuela rodeada de casonas antiguas, vagaba sin rumbo alguno, pensando en mundos utópicos y realidades inalcanzables…
Yo un imberbe jovenzuelo de cabeza gacha y hombros caídos, que con las manos en los bolsillos de un pantalón raído, buscaba la filosofía del mundo entre las grietas del pavimento.
Intentaba encontrarla pero no la hallaba, aquella luciérnaga que vuela rutilante entre las tinieblas del abismo de la incertidumbre, me era esquiva. Topé de pronto y bruscamente, con un viejo roble de piel morena, caí de espaldas como botado por una fuerza inamovible, el anciano no se inmutó. Me miró y sólo atinó a sonreír cortésmente y mientras lo hacía pude notar como sus ojos se perdían entre las arrugas de su rostro, su sonrisa que no era más que un rictus carente de emociones y de alegría se esculpía en un rostro hosco y ajado de gestos toscos producto de una vida de pesadumbre.
Siguió caminando.
El viejo sostenía un bastón en su mano derecha, no era más que un tallo grueso, pero le servía de soporte y compañero de camino. Con él vagaba por esa calle dando tumbos a diestra y siniestra. Andaba al igual que yo, sin rumbo, por entre las casas soltando entre pasos algunas frases sin sentido. Yo lo observaba desde el piso, caído y apoyado en ambas manos, con cierto entusiasmo y algo de gracia por el andar tambaleante del anciano. De pronto caminando, volvió la mirada hacia mí y sonrió.
Quedé impactado.
Su rostro ahora dibujaba una sonrisa, no la sonrisa mostrada momentos antes, no… no era burlesca, no era compasiva, no era sardónica… era de satisfacción.
Sonreí yo también, y una energía llena de éxtasis recorrió de repente todo mi cuerpo.
Solté una carcajada.
El viejo me recordó a la humanidad, y sonreía de emoción viendo al abuelo alejarse dando tumbos y tambaleándose pareciendo bailar con una compañera invisible mientras recorría aquella vereda. Intenté alcanzarlo para agradecerle pero cada vez se alejaba más y mis pasos parecían hacerse más lentos y pesados. Por más que quería, no lograba alcanzarlo, su bastón lo hacía perderse cada vez más por entre la calle como devorado por las hambrientas casonas a su alrededor.
Me detuve y observé.
Comprendí entonces que a la humanidad no se le puede capturar ni comprender, no se le puede educar ni seducir, no puede alcanzársele ni interrogar, debe dejársela ir… Es un trompo que gira a su ritmo, es un agujero negro que traga conciencias y con cada giro escribe una nueva etapa, pero cada vez se hacen más lentos, y es que está acabándosele la energía, está degenerando en un lento remolino de ideas, en una perturbada mente colectiva, en un destino cada vez más incierto… en un viejo caminante que usa un tallo como bastón.
He encontrado rumbo ahora, doy una última mirada al viejo que ya casi es una imperceptible silueta que se ha perdido entre las casas de aquel pasaje de edificios demolidos por el tiempo.
Vuelvo a sonreír.
Ahora conozco la filosofía que guardan las grietas del pavimento.
L.L

domingo, 8 de julio de 2012

Transformación



Hoy mañana de suelo marchito
saludo a las aves que fijamente observan,
domino sus ansias, anhelo su grito…
sus ojos rojos y suspiros que merman.

Sostengo deseos sobre el infinito
de lluvia naciente que nubes gobiernan,
saludo tu valor digno erudito...
dominas los cielos, aunque astros pierdan.

Cristales los ojos de espantoso delito,
calladas bocas que labios quieran
sorber las lágrimas de lo que he escrito...
Sedientas almas de dicha esperan.

Eterno gozo el frailecito,
festejan tiernos de esperanza... alegan.
Saben de la venida del bendito...
Lotos abiertos, primaveras llegan.
L.L

lunes, 2 de julio de 2012

Despierta


Como caminar desnudo entre páramos desolados sin ánimo de andar... huesos rotos que se astillan, pedazos de carne sangrantes. Dejaremos de ser simplemente parte del panal. Surgiremos hombres de astillas y pedazos, de sombras a reflejos. Sólo pregúntate algo: ¿Cuánto contiene la botella de tu sabiduría?... Deja ya de ser una obrera y conviértete en reina. Expectora la envidia, deshazte de la satisfacción. Somos tan sólo sonrisas vagas y moribundas que esquivan realidades, sueños fantásticos que se pervierten.

Tengan sed, tengan hambre, cual camello famélicos en busca de agua en el desierto, excaven en lo profundo de las arenas de sus mentes. Y llénense del bendito.
L.L

domingo, 1 de julio de 2012

El Hallazgo que me halló.


Saliendo de un devaneo surgido de entre muchedumbres contempladoras de sus necesidades, iba caminando pues y dirigiendo la mirada hacia el piso, pude ver algo... Naciente del cemento, como abandonado a su suerte… Oh criatura de madre perversa… Quién osaría a dejarte aquí sólo y expuesto a las tempestades de la naturaleza. Maldita aquella que abandona a hijo tan querido, lamento hacedor de verdades… Era un pequeño libro, que apenas y cabía en la palma de mi mano.
Lo abrí para revisarlo pero parecía estar totalmente en blanco, página tras página vacías, tan sólo llenas con extraordinarios sentimientos, incapaces al parecer de haber sido plasmados en sus hojas.

De pronto me vi allí de pie, en medio de la acera, mientras las demás personas pasaban a mí alrededor como fantasmas salidos de un cuadro de Munch. Sentí una gota de sudor frío deslizarse por mi mejilla derecha, pasmado por el hallazgo y mis piernas ahora inmóviles y sujetas al pavimento, como si clavos de desesperación hubieran fijado mi presencia allí... y sólo allí...

Sentí temor... Un miedo que junto a mi sangre ahora también circulaba por todo mi cuerpo y con cada latido de mi corazón la esperanza vaga que antes de este momento yacía en mi cabeza, ahora era sólo un viejo punto en el firmamento de mis memorias. Sentí temor... y los gusanos que se arrastraban junto a mí empujándose entre ellos en una marabunta insaciable de carroña, rodeaban mi alma solitaria… pero algo les impedía devorarme... Di vuelta a la última página del libro que me había enseñado la verdadera naturaleza del miedo. Horrido manual instructor de realidades, ladrón de autoestima, futuro de deidades.

En el margen inferior derecho puede leer algo que cambiaría mi modo de pensar para siempre:

"El karma de tu existencia, será la naturaleza de tus errores... desecha ahora este libro amigo, y sigue caminando".

L.L